EL INSOMNIO, ES UN MAL QUE ATACA PRINCIPALMENTE A LAS MUJERES..

El insomnio en el siglo XXI es el mal que afecta principalmente a las mujeres. Sobre todo a las que tienen entre 35 y 55 años e intentan maniobrar sus roles de profesionales y madres. Dormir o no dormir, esa es la cuestión. Acá, algunos tips para lograrlo.

Mujeres de entre 35 y 55 años, laboralmente activas y madres de familia que, según estudios internacionales, son quienes mayormente tienen problemas para conciliar el sueño o mantenerlo sin interrupciones, son las que màs sufren de este problema

Especialistas señalan que en este grupo de mujeres que tienen una multiplicidad de roles y que muchas veces sienten que el tiempo no les alcanza para hacer todo; el no cumplir bien con cada cosa les provoca estrés, que es uno de los síntomas de la depresión, y si hay aumento de depresión, también lo hay de insomnio.

Según los especialistas, el incremento del problema en la franja etaria señalada se debe a las exigencias de la vida diaria y a los malos hábitos. Factores biológicos tales como propensión genética, edad y sexo también explican por qué algunas personas están más predispuestas que otras a pasar noches en vela. Lo usual, en las mujeres, es que la vigilia aparezca durante el climaterio o perimenopausia (tránsito de la fertilidad a la infertilidad), aunque mejora significativamente con tratamiento hormonal. Pero en el caso de las “nuevas insomnes” se asocia frecuentemente a enfermedades siquiátricas y no necesariamente a este ciclo.

El insomnio genera irritabilidad, falta de atención y de concentración. Y suele ir acompañado, además, de estado de ánimo depresivo, ansiedad, apatía, nerviosismo, irritabilidad, cansancio y somnolencia. El grado de estrés que sufre una mujer al asumir demasiadas responsabilidades se relaciona estrechamente con que ésta no logre dormir ni descanse lo suficiente. “Las más jóvenes tienen hijos que despiertan en la noche y deben ocuparse de ellos. Y si no rinden bien en el trabajo, les provoca estrés laboral”, sostiene la doctora Santín. Esto significa que duermen bien sólo los viernes y los sábados –días asociados al descanso– , ya que el resto del tiempo, incluido el domingo, están con sus mentes puestas en la oficina.

Los especialistas sostienen que “dormir es un proceso gradual y hay que prepararse para ello, quedarse quieto”. Algo contra lo que atenta a la vida del siglo XXI,marcada por el horario non-stop de internet y el reloj biológico de personas que se acostumbran a estar despiertas hasta la una de la mañana.

Actualmente, se duerme al menos una hora menos que hace un siglo y muchas actividades recreativas y laborales se han trasladado a horas que antes se dedicaban al sueño. Los jóvenes universitarios, por ejemplo, convierten sus cuartos en centros de actividad, donde usan el computador, hacen las tareas y comen sus “snacks”.

Factor femenino

Se estima que un tercio de los adultos en el siglo XXI sufre de insomnio en algún grado cada año, y de un 10 a un 15% de la población lo hace alguna vez en su vida. (Su aparición es frecuente en períodos de inestabilidad emocional: separación o divorcio, duelo, depresión o cuadros de ansiedad, o cuando hay preocupaciones de tipo laboral o familiar).

La mayor frecuencia de insomnio femenino puede asociarse a factores que afectan particularmente al género. Por ejemplo, en el embarazo, los síntomas físicos y cambios emocionales propios de esta etapa (dolores, calambres en las piernas, acidez,movimientos del feto; preocupación y ansiedad), pueden causar dificultad para conciliar el sueño.

La hinchazón, el dolor de cabeza y los cambios de ánimo en los días previos al ciclo menstrual, producirían asimismo dificultades para dormir.

Otras causas son algunas enfermedades articulares que se caracterizan por producir dolores nocturnos, e incluso hechos tan domésticos como que la pareja tenga el sueño alterado con ronquidos, ahogos, apneas o movimiento de extremidades en forma incontrolada.


El tener hijos adolescentes, que normalmente se acuestan muy tarde, también afecta el sueño de sus padres. Y en el caso de mujeres que han tenido hijos o han cuidado parientes enfermos, la agudeza auditiva que desarrollan puede persistir con el paso del tiempo y hacerla más sensible a los estímulos externos.